Dormir bien es mucho más que descansar. Diversos estudios han demostrado que el sueño reparador cumple un rol crucial en la salud mental, influyendo en el estado de ánimo, la memoria y la capacidad de concentración.
La falta de sueño está asociada a un mayor riesgo de ansiedad y depresión. Cuando las horas de descanso se reducen, el cerebro no logra procesar adecuadamente las emociones ni consolidar la información aprendida durante el día.
Especialistas recomiendan establecer rutinas de higiene del sueño: acostarse y levantarse a la misma hora, evitar pantallas antes de dormir y reducir el consumo de cafeína en la tarde. Estos pequeños hábitos generan un impacto significativo en la calidad del descanso.
El sueño también fortalece el sistema inmune, lo que significa que dormir bien no solo protege la mente, sino también el cuerpo. Personas con un descanso adecuado suelen presentar menos resfríos y una recuperación más rápida frente a enfermedades.
En conclusión, priorizar el sueño debe entenderse como una inversión en salud. Dormir no es perder tiempo, es ganar bienestar, equilibrio y energía para enfrentar el día a día.