Startups y grandes marcas avanzan en el desarrollo de materiales biodegradables que podrían reemplazar el plástico convencional en la industria alimentaria.
El plástico, uno de los principales contaminantes del planeta, tiene un nuevo competidor: los bioplásticos de rápida degradación. Estos materiales, fabricados a partir de residuos agrícolas, algas o almidones, están diseñados para descomponerse en condiciones naturales en cuestión de semanas, sin dejar microplásticos como residuo. Marcas de alimentos, bebidas y cosméticos ya están probando estos envases como parte de sus estrategias de sostenibilidad. Uno de los avances más prometedores proviene de materiales basados en celulosa y quitosano, capaces de conservar los productos con la misma eficacia que el plástico tradicional. Si bien aún enfrentan retos como el costo de producción y la infraestructura para su correcta disposición, los bioplásticos podrían marcar el comienzo de una nueva era para los envases ecológicos.