Las ventas de vinilos han experimentado un aumento significativo en los últimos años, especialmente entre jóvenes que buscan una experiencia musical más táctil y cercana al sonido original de los artistas.
Este regreso se explica por una mezcla de nostalgia estética y apreciación por la calidad sonora que entregan los discos de larga duración. Muchos consideran que escuchar vinilo es un ritual.
Tiendas independientes han resurgido en distintas ciudades, convirtiéndose en puntos de encuentro para coleccionistas y curiosos que buscan ediciones especiales.
La demanda también ha impulsado nuevas prensadoras y sellos que apuestan por producciones modernas, ampliando la oferta más allá de los clásicos del rock y el jazz.
Para los artistas emergentes, lanzar su música en vinilo es una forma de diferenciarse en un mercado saturado de plataformas digitales.
Este fenómeno demuestra que, pese a las tecnologías actuales, existen públicos que valoran formatos físicos y experiencias sensoriales más profundas.

