En medio de agendas llenas y múltiples responsabilidades, el autocuidado se vuelve un acto de resistencia. No es egoísmo, es salud. Dedicarse tiempo para leer, caminar o simplemente desconectarse puede marcar una gran diferencia.
Practicar el autocuidado no implica gastar dinero, sino poner atención en lo que tu cuerpo y mente necesitan: descansar, hidratarse, comer mejor o simplemente respirar profundo.
Muchas veces asociamos el bienestar con momentos especiales, cuando en realidad debe formar parte del día a día. Cinco minutos para uno mismo pueden prevenir el agotamiento.
Recordar que no puedes dar lo mejor de ti si no estás bien contigo mismo es la base del autocuidado real y sostenible.