Vestir ropa usada ya no es tabú: es una declaración de principios.
La ropa vintage y de segunda mano ha ganado terreno entre quienes buscan un consumo más consciente. Aplicaciones como Vinted, Depop y tiendas especializadas han cambiado el paradigma.
Hoy, usar prendas con historia es visto como algo sofisticado y responsable. El fast fashion, señalado por sus efectos medioambientales, ha impulsado esta tendencia.
Incluso las grandes marcas están adaptándose: algunas ofrecen líneas “re-lovidas” o programas de reciclaje de prendas. El círculo de la moda se está cerrando lentamente.
Comprar usado no es sinónimo de escasez, sino de autenticidad. Cada prenda cuenta una historia y prolonga su vida útil, mientras aporta al estilo personal de quien la lleva.