Desde relojes inteligentes hasta parches biométricos, la tecnología vestible gana terreno como herramienta para prevenir y monitorear enfermedades.
Los dispositivos wearables o vestibles ya no son solo un accesorio para medir pasos o calorías: hoy representan una herramienta clave para el monitoreo de la salud. Relojes, pulseras y hasta ropa con sensores integrados permiten medir frecuencia cardíaca, nivel de oxígeno en sangre, calidad del sueño y hasta la glucosa, ayudando a las personas a tomar decisiones informadas sobre su bienestar.
Los avances en esta tecnología son notables. Por ejemplo, los últimos modelos de relojes inteligentes pueden detectar arritmias cardíacas y enviar alertas al usuario y, en algunos casos, al equipo médico. Otros dispositivos, como los parches de monitoreo continuo de glucosa, son revolucionarios para pacientes con diabetes, que pueden prescindir de los pinchazos tradicionales y tener un control mucho más preciso de sus niveles.
El auge de los wearables plantea nuevos desafíos. La privacidad de los datos es una preocupación creciente, ya que gran parte de la información recolectada es altamente sensible. Además, es necesario que estas tecnologías sean accesibles para más personas, dado que en muchos casos sus costos aún son elevados. A pesar de esto, se espera que su adopción siga creciendo y que pronto sean parte integral de la prevención y gestión de enfermedades crónicas.