Fuente: El Observatodo
Un fallo unánime de la Corte de Apelaciones de La Serena marcó un antes y un después en la educación inclusiva chilena, al acoger un recurso de protección presentado por la madre de un estudiante con trastorno del espectro autista (TEA). ¿El motivo? La falta de coordinación del colegio con los especialistas que apoyan al joven.
No basta con abrir las puertas: hay que construir puentes.
“La falta de coordinación afectó la integridad física y psíquica del joven”, indica el fallo, subrayando que el Estado y sus instituciones educativas tienen el deber de asegurar acceso, permanencia y progreso escolar con condiciones reales de apoyo.
Educar también es entender y empatizar.
El tribunal no solo ordenó la coordinación permanente con los profesionales de salud del estudiante, sino también capacitaciones para profesores y sensibilización a la comunidad escolar, ya que la adolescencia del alumno exige intervenciones oportunas que eviten agravar desajustes conductuales.